Luego de narrarnos unos cuentos nos propusieron crear cuentos colectivos a partir de tres palabras…
¡¡Que los disfruten!!
Había una mesa clavada en lo más profundo de un bosque. Justo paso un chico gordito, puso su comida sobre la mesa y se sentó. Pero la mesa se hizo tan pero tan alta que le era difícil alcanzarla. De pronto apareció un tigre en ese claro del bosque y empezó a correr y correr al gordito. Y en ese momento de la mesa cayó un mantel rojo que permitió al gordito saltar y subirse a ella. Pero la mesa se rompió a la mitad y el tigre tuvo nuevamente en el piso al gordito. El nene aprovechó, le dio toda la comida y salió corriendo. Se fue a Japón, a un árbol, y el tigre como no podía subir llamó a un mono. El gordito, que tenía una banana en el bolsillo, se la dio al mono. El tigre que estaba abajo desesperado se clavo una ramita en la cola y el nene bajo a ayudarlo. Entonces el tigre le perdonó la vida y le regurgito la comida para que el gordito pudiera comerla. Finalmente el tigre y el gordito se hicieron amigos.
La flor turquesa
Había un linyera que juntaba cartones, vino otro linyera a robarle y él salto un muro en donde encontró muchas flores de color turquesa. Entonces le regaló las flores que juntó para que el otro no le robara los cartones. Pero el otro se hizo el vivo y le robo las flores, el carrito y el cartón. Y justo en ese momento, una viejita doblo la esquina, y le ayudo a viajar en el tiempo y a rehacer su vida.
Fue a la 20/5 y luego estudió para albañil y construyó su propia casa. Le fue tan pero tan bien con su propia casa porque hizo un diseño innovador, que después construyó todo un barrio y vendió todas las casas rápidamente. Había robado tanto para hacer el barrio en realidad que del cielo le cayó una flor turquesa envenenada y se le clavó en el pecho. El asunto es que en realidad esa flor se la había lanzado un enemigo. Un albañil que en otra vida había sido también linyera. Y fue así que cuando se cayó el albañil con una flor turquesa clavada en el pecho se desangró tanto que la flor se tiño de rojo. Esta es la razón por la que ahora las rosas son rojas y no turquesas.
Pero no todo termina ahí. Este buen albañil, antes de morir, había tenido un hijo. El hijo decidió hacerse narrador y fue contando el cuento de la flor turquesa por todas las colonias.
Chicas y chicos de de 11 y 12 años de la Escuela Nº 20 DE 5
martes, 5 de febrero de 2008
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